En el ámbito de los procesos judiciales, administrativos y arbitrales relacionados con disputas económicas, contractuales o de ejecución presupuestal, uno de los elementos más delicados a analizar es la existencia de costos ociosos. Estos representan un tipo de gasto improductivo que, correctamente identificado, puede ser clave para sustentar reclamaciones, depurar responsabilidades o estimar perjuicios en un dictamen contable pericial.
¿Qué son los costos ociosos?
Los costos ociosos son aquellos gastos en los que incurre una organización por la subutilización o inactividad de sus recursos, tales como infraestructura, maquinaria o capital humano. Estos abarcan partidas como mantenimiento, depreciación, nómina y otros costos asociados a activos que no están siendo aprovechados productivamente. La detección y evaluación de estos costos resultan fundamentales para medir la eficiencia operativa y la rentabilidad, dado que reflejan una fuga de recursos que no contribuyen a la generación de valor para la empresa
Pueden originarse por:
- Parálisis o suspensión de actividades (por causas propias o externas).
- Ineficiencias operativas o administrativas.
- Incumplimientos contractuales que afectan el flujo normal del proyecto.
- Demoras en autorizaciones, licencias, trámites o pagos.
A diferencia de un gasto usual, el costo ocioso no genera contraprestación ni retorno económico inmediato, lo que lo convierte en un foco de análisis financiero y pericial.
Contexto de aplicación en dictámenes contables
En un dictamen contable, especialmente en procesos donde se discuten incumplimientos, sobrecostos, fallas en la ejecución o demandas patrimoniales, la valoración de costos ociosos permite:
- Identificar y cuantificar pérdidas atribuibles a terceros (por ejemplo, entidades contratantes).
- Distinguir entre costos ordinarios y aquellos ineficientes o imputables a fallas externas.
- Fundamentar solicitudes de indemnización o reparación económica.
- Desmontar falsas imputaciones de gasto injustificado por parte del ente de control.
El dictamen pericial, en este caso, aporta un análisis técnico que respalda la naturaleza improductiva del gasto y su causalidad.
Metodología para la valoración de costos ociosos
La valoración de los costos ociosos exige rigurosidad técnica. A continuación, se describen los pasos comunes:
1. Identificación del periodo improductivo
Debe establecerse claramente la duración del hecho generador del costo ocioso (por ejemplo, fechas de suspensión o retraso contractual).
2. Determinación de los recursos comprometidos
Se analizan los elementos del costo fijo o semifijo incurridos durante el periodo:
- Nómina inactiva o subutilizada
- Arrendamientos, maquinaria ociosa, servicios no usados
- Materiales adquiridos que no fueron utilizados oportunamente
- Cargas administrativas sin actividad productiva asociada
3. Causalidad comprobada
Debe demostrarse, mediante documentos contractuales, comunicaciones y cronogramas, que la causa del costo ocioso fue ajena a quien lo asume y que no hubo culpa directa en su ocurrencia.
4. Soporte documental
Toda estimación debe basarse en:
- Estados financieros
- Libros auxiliares contables
- Comprobantes de egreso
- Nómina
- Contratos y anexos
5. Valoración técnica
Se debe calcular el monto correspondiente al periodo de inactividad, descontando cualquier ingreso compensatorio o utilidad residual.
Relevancia jurídica y contable
Desde el punto de vista jurídico, la valoración de costos ociosos cobra relevancia cuando:
- Se discute el incumplimiento de una de las partes en un contrato.
- Se reclama el pago de mayores costos indirectos.
- Se busca demostrar que un daño económico no fue imputable a quien lo sufrió.
Desde la óptica contable, la correcta clasificación de estos costos evita distorsiones en los estados financieros y previene observaciones de auditoría o sanciones por registros inadecuados.
Conclusión
La valoración de costos ociosos es un componente crucial en los dictámenes contables cuando se trata de determinar pérdidas derivadas de inactividad, suspensión de actividades o gestión ineficiente atribuible a terceros. Su análisis requiere profundidad técnica, trazabilidad documental y conocimiento de la normativa contable y contractual.
Desde la práctica pericial, se reafirma la necesidad de contar con evaluaciones serias, metodológicamente rigurosas y bien soportadas para sustentar reclamaciones legítimas y proteger los intereses económicos de las partes afectadas.